Tanto tiempo, sacrificios, preocupaciones, desvelos, llamadas,
ensayos… A veces creemos que ese sueño por el que tanto
luchamos está muy lejos. No vemos bien el rumbo ni el camino tan claro y
nos creemos perdidos escalando “la colina de la vida”. La cima de esa
enigmática colina a lo mejor nadie la ha conquistado. La verdadera cima
está en nosotros mismos, en nuestra decisión y firmeza de luchar por lo
que queremos. La cima de la montaña la alcanzamos cuando no
desfallecemos y seguimos persistiendo.
Un viejo adagio popular dice que “una montaña de gloria se construye
de fracasos”, y es verdad. Los obstáculos, las recaídas, los errores son
las vitaminas que nos hacen más fuertes para seguir escalando.